RESUM DE L'ARTICLE QUE APAREIXERÀ AQUEST MES A LA REVISTA AKI YERUSHALAYIM:
Catalán y judeoespañol, lenguas propias de Cristóbal Colón
Han tenido que pasar 516 años para que pudiera resolverse el enigma de la lengua materna de Cristóbal Colón (lo que denomino el 'ADN lingüístico'), que deja sus huellas en el español de sus informes, cartas, documentos y libros relacionados con su descubrimiento de América. Ya sabíamos que su lengua propia era la catalana, pero ahora se ha demostrado que el castellano que utilizaba para escribir era ni más ni menos que el judeoespañol o ladino mezclado con el catalán hablado en los dominios de Fernando el Católico. Así lo ha demostrado la doctora Estelle Irizarry, profesora titular del departamento de Lengua y Literatura Española en la Universidad norteamericana de Georgetown durante treinta años. Y lo ha hecho en un ensayo titulado Cristóbal Colón y el judeoespañol, del cual la prestigiosa revista Aki Yerushalayim (AY) de Israel publicará un largo resumen de seis páginas en el número 84 correspondiente a octubre de 2008, si bien la investigación de la profesora Irizarry es mucho más extensa y verá la luz próximamente junto con otras determinantes investigaciones, también relacionados con la lengua del descubridor. En realidad, el genial navegante era bilingüe ya que sus lenguas propias eran la catalana y el judeoespañol de la época medieval, hablado ahora por los sefarditas de Oriente.
No deja de ser curioso, dicho sea de paso, que haya tenido que ser en el Nuevo Mundo, concretamente en Estados Unidos, que se hayan disipado buena parte de las nieblas que envolvían al Almirante. Y creo no equivocarme al decir que ha sido posible gracias a la a la Dra. Irizarry, a su profesionalidad, grandes conocimientos informáticos y de la cultura hispánica, del mundo judaico, abierta mentalidad neutralidad científica. La Dra. Irizarry plantea y propone un nuevo enfoque al tratar el problema del 'Colón, escritor', que parecía, o nos lo que querían hacer creer en el Viejo Mundo, insoluble.
Textualmente, leemos en AY y en hermoso judeoespañol que «El paradokso de poder escribir manyificas kronicas, letras i hasta poezia en un espanyol 'defisiente' tiene una exsplikasion: No se trata de defisiensia sino de judeo-espanyol». Por otra parte, se dice que «Colón embezo (aprendió) el espanyol antes de 1486, ma yo kreo que seria mas exakto dezir que lo ke embezo fue el espanyol de los djudios ke se avian dispersado despues de los progromes de 1391 en el Call de Barcelona, kuando se dispersaron y se establesieron en la isla de Ibiza (Baleares) segun Verdera, los Colom antepasados de Cristobal».
A mayor abundamiento, y seguimos con la Dra. Irizarry, «los elementos leksikos, fonétikos i morfolojikos ke paresen yerrados, en el espanyol eskrito de Colón, vienen del judeoespanyol, una lengua ke ainda antes de la ekspulsion de 1492 ya existia entre los judios de Espanya i los ke avian emigrado de ayi, después de las matanzas de 1391; una lengua ke entonses, en el siglo 15, era una meskla del espanyol kon palavras del portugues, katalan i ebreo, lo ke podria ser la definición del espanyol de Colón».
Para situar el tema que en lugar correcto, cabe señalar que Estelle Irizarry participó en el Simposio Internacional Ibiza 2006, que trató en profundidad 'La lengua materna de Cristóbal Colón' y en el que presentó una ponencia titulada Los poemas de Colón: vínculos con su origen y religión, en la que después de analizar el Libro de las Profecías escrito por Colón llegó a la conclusión de que el descubridor era judío converso. Pues bien, ahora escribe que «sus konosimientos [los de Colón] permeten de pensar ke el se krio en el antiguo reino de Aragon, avlando katalan antes de kastiliano, sigun lo provo el periodista i investigador Nito Verdera; autor de la tesis del Cristobal Colon de Ibiza, ma aun ke en su lenguaje se identifikaron elementos de portugez, gayego i italiano, el eskrivio poko o nada en estas lenguas».
En las conclusiones, la Dra. Irizarry señala que «... esto [el ladino] tiene reperkusiones kon relasion a los enigmas de su lugar de nasimiento, de su edukasion i relijion i sentimiento religioso...». Y añade: «En la Espanya de Colon ke se movia verso la unidad politika y la unifomidad linguistika, kedavan ekos del ladino que el Almirante-eskritor avia embezado (aprendido) i que dio a su ekspresion en espanyol una estranyeza ke komentaron muchos sin lograr eksplikarla».
Colón y la lengua castellana
Se va haciendo cada día más insostenible defender la genovesidad de Colón. Hasta los que más la han defendido han vacilado. Tal es caso del el gran filólogo español Ramón Menéndez Pidal en La lengua de Cristóbal Colón (1942): «Colón, lanero de Génova y de Savona hasta los veinticinco años, habló como lengua materna el dilecto genovés, que no era y no es hoy, lengua de escritura. Y apunta que estando en Portugal la lengua que aprende es el español como lengua adoptiva para la escritura y que el español es la lengua moderna que usa en adelante. Y como si de remachar el tema se tratara, Don Ramón afirma que la primera lengua moderna que Colón supo escribir fue el español. Con esto -dice- tienen que conformarse, y bastante es, los muchos que pierden el tiempo en hablar de Colón español». En cambio, acepta que ese español imperfecto del Almirante es una lengua fácil, de vocabulario extenso y expresivo, si bien a veces dialectal, y admite que a pesar de su inhabilidad sintáctica, alcanza en alguna ocasión altura estilística inesperada.
Las paradojas que ha señalado Consuelo Varela encuentran su explicación en un Colón judío que se expresaba en catalán y ladino. Varela, en su monumental Cristóbal Colón-Textos y documentos completos (1982) escribe que el navegante no se expresa de manera correcta en ningún idioma. Señala que en su castellano se encuentran claros portuguesismos y, cuando trata de escribir en italiano, no deja de incurrir en groseras faltas que revelan que no era este el idioma en el que Colón redactaba normalmente. También señala Varela que el rasgo más característico de Colon es la economía de su lengua, que procura siempre utilizar la forma que se entienda mejor en más idiomas, a sabiendas que sus interlocutores o lectores van a deshacer fácilmente el equívoco. En cambio, diez años después, en Cristóbal Colón-Retrato de un hombre (1992), Varela cambia el rumbo y reconoce que «guste o no guste, que aquí intervienen chauvinismos religiosos, es evidente que don Cristóbal tiene entre su ideas fijas la reconstrucción del Templo, de la Casa Santa. Lo que nos llevaría a aceptar la teoría de un Colón judío o por lo menos educado en un ambiente hebraico». Y aquí está el problema, digo yo: si es judío converso, que lo era, no puede ser el genovés de la historia oficial. Finalmente, cabe recordar que la lengua del «ambiente hebraico» era el judeoespañol.