Agentes israelíes provocan una ola de averías contra el plan nuclear iraní
Agentes israelíes provocan una ola de averías contra el plan nuclear iraníDe repente, aviones militares iraníes que transportan expertos en su proyecto nuclear se estrellan; de golpe se paraliza el sistema informático de las instalaciones nucleares; súbitamente muere un destacado científico iraní; en un abrir y cerrar de ojos una central nuclear salta por los aires. El proyecto atómico de Teherán sufre numerosas averías que retrasan su puesta en práctica.
Para expertos en inteligencia como Ronen Bergman, no se trata de algo casual. Agentes de varios países cooperan en un intento de retrasar el desarrollo de la primera bomba nuclear del presidente Mahmud Ahmadineyad. Lo hacen de muchas formas: a través de sabotaje directo o intentando que Irán compre piezas defectuosas para sus instalaciones, dificultando así y postergando el proceso.
Las limitaciones impuestas a Teherán en la compra de material militar no le dejan otra alternativa que acudir al mercado negro en Occidente. Irán compra materiales en Rusia y en China, pero las compañías de estos países no le pueden aportar todo lo que necesita. Por esta razón, desde los años noventa, los iraníes se dirigen a menudo a traficantes de armas en Occidente y les presentan todo tipo de peticiones. Agentes infiltrados entendieron inmediatamente que el objetivo iraní es desarrollar armas no convencionales.
Según Bergman, uno de los servicios de inteligencia usa agentes que se disfrazan de hombres de negocios y que intentan entender qué busca Irán. Luego conducen a los iraníes por caminos que dificulten el logro de la mercancía. Los encuentros tienen lugar en hoteles en Europa, y todas las reuniones son grabadas por otros agentes desde habitaciones adyacentes.
'Podemos detener el programa nuclear iraní sin una acción militar y sin dejar huellas', afirmó recientemente Mark Pitzpatrick, ex vicesecretario de Estado norteamericano. Y añadió: 'Una de las vías de sabotaje es dañar las piezas de recambio que Irán adquiere en el mercado negro'.
En abril del 2006, Natanz, la central iraní en la que instalan centrifugadoras para enriquecer uranio, era una fiesta: en esa central, esencial para lograr el poder atómico, se llevaba a cabo el primer experimento en la activación de las centrifugadoras. Altos cargos del Ministerio de Defensa y del ejército, cientos de ingenieros y de técnicos se encontraban en el lugar, esperando con impaciencia los resultados del experimento.
Irán había invertido cientos de millones de dólares para llegar a este momento cuando, de repente, se oyó una fuerte explosión y el sistema quedó destrozado en pocos segundos. Durante semanas los científicos iraníes intentaron entender qué había ocurrido. Su conclusión fue que alguien había infiltrado material defectuoso en los envíos. La CBS reveló en mayo que agentes norteamericanos e israelíes habían logrado infiltrar explosivos ínfimos que provocaron la destrucción.
Entre febrero del 2006 y marzo del 2007 se estrellaron en Irán al menos tres aviones de los Guardianes de la Revolución, que transportaban pasajeros relacionados con el proyecto nuclear: en Teherán sospechan que el Mosad israelí está detrás de los accidentes.
En enero del 2007, el cadáver del profesor iraní Ardashir Huseinfur apareció en su piso, en lo que parecía un accidente provocado por la fuga de gas en la cocina. Se trataba de un experto en electromagnética que trabajaba en las instalaciones nucleares de Isfahán. Según fuentes de la oposición iraní, el laboratorio del científico resultó destruido, y todo se trató de una operación israelí más.