HENRIQUE CYMERMAN
Jerusalén. Corresponsal
No se puede llegar a un acuerdo sin Hamas. Para vencer el terrorismo internacional, Israel y EE.UU. necesitan aliados dentro de este bloque extremista.
Aunque Al Fatah gane las elecciones y recupere el Gobierno, Hamas no va a desaparecer”, subraya a LaVanguardia en una entrevista –la primera a un medio extranjero– Efraim Halevy, de 72 años, jefe de los servicios de inteligencia israelíes (Mossad) entre 1998 y 2002 y agente secreto durante 40 años.
Halevy se autodefine como un “hombre en la sombra” que ha decidido romper el silencio. Dirige el Centro de Pensamiento Estratégico y Político en la Universidad Hebrea de Jerusalén.
“No creo que haya que pedirle a Hamas que reconozca a Israel. Nosotros no necesitamos el reconocimiento de Hamas, ellos necesitan nuestro reconocimiento. Nos concentramos demasiado en la pregunta ‘¿qué están dispuestos a hacer?’. Hamas necesita el reconocimiento de Israel, pero Israel no la reconocerá hasta que cumpla con dos condiciones: que reconozca los acuerdos ya firmados y que evite la violencia”. Y añade: “Reconocer a Israel significa llegar al final del conflicto, y no es posible llegar al final del conflicto en los próximos años. La profundidad del odio y la frustración palestina hacia Israel y los judíos es tal que no se puede hacer un cambio repentino y decir ‘ahora tenemos paz’. Hay que llegar a acuerdos intermedios, y para eso no se necesita ningún reconocimiento. De hecho, ya hay un diálogo entre Israel y Hamas en temas concretos”.
–Entonces usted está de acuerdo
con Hamas en que lo único posible
en este momento es llegar a una hudna
o tregua por unos años...
–Exacto, pero no me refiero a un alto el fuego, sino a un hudna, que su significado es abandonar las armas. La palabra hudna no significa alto el fuego, sino un acuerdo muy detallado que nos lleva al desarme, como ocurrió en 1949. Entonces hubo un acuerdo de desarme con los países árabes, y llegaremos a lo mismo con los palestinos. En estos acuerdos no se llega a una solución definitiva del problema. Eso lo dejamos para más adelante.
–El Mossad gasta muchos esfuerzos
en evitar que Irán logre la bomba
nuclear en el 2009. ¿Es una amenaza
existencial para Israel?
–Creo que es una amenaza muy ´´ rave, quizás la más difícil que hemos enfrentado hasta hoy, pero no es una amenaza existencial porque a Israel no se la puede exterminar.
Somos un paísmuy fuerte, y discutimos y analizamos las intenciones iraníes desde hace más de 15 años. Creo, por la información que tengo, que podemos combatir esta amenaza si comprendemos que es una amenaza y nos preparamos bien. Contamos con muchos medios desconocidos y con uno conocido, el Jetz, nuestro misil antimisil.
–Usted ha ordenado operaciones
en las que posiblemente agentes suyos
o personas inocentes resultaran
muertas. ¿Le tiembla la mano?
–Está terminantemente prohibido temblar.
–¿Hasta qué punto los agentes se
asemejan a James Bond?
–No conozco a nadie en el Mossad que se parezca a James Bond. Nadie. Se eligen según los idiomas que hablan y su capacidad de moverse con discreción. Deben ser capaces de soportar situaciones de tensión, físicas y mentales, y de pensar rápido. Es un arte, no una ciencia exacta.El Mossad es mucho más pequeño de lo que cree la gente. Es
muy eficiente, rápido y sabe adaptarse a nuevas situaciones. Hay que combinar los medios tecnológicos y humanos. Aunque cuentes con la tecnología mas avanzada, si no tienes al agente con sus dos piernas y su mente no llegas a ninguna parte.
–Sobre el terrorismo convencional
y no convencional, usted dice que lo
peor aún está por venir.
–Nos encontramos en plena tercera guerra mundial. Recientemente participé en un encuentro entre los veteranos de la seguridad israelí y de la Inteligencia norteamericana.
La opinión reinante era que, para terminar la guerra contra el terrorismo fundamentalista islámico, hacen falta por lo menos 25 años. Tenemos que comprender que estamos hablando de una maratón. El mundo no lo comprende, la gente no entiende que ahora estamos librando una guerra. Tu vas por las calles de Tel Aviv, Barcelona o Buenos Aires y no tienes la sensación de que hay una guerra. Durante la Primera y la Segunda Guerra Mundial todo el mundo sentía que había una guerra. Hoy nadie es consciente. Cada cierto tiempo hay un ataque terrorista en Madrid, en Londres, en Nueva York y después se continúa adelante. Y cada cierto tiempo se habla de que se han evitado operaciones terroristas. Nos encontramos enmedio de una guerra tremenda, y la gente no comprende que los terroristas se encuentran en muchos lugares. Hace un mes, la jefa
del servicio de Inteligencia británico reveló que los ingleses habían identificado a 1.600 como “colaboradores con el terrorismo” en 200 grupos distintos, y se supone que hay otros miles de colaboradores no identificados. Explicó que, desde el atentado en Londres, se han evitado cinco operaciones terroristas. Una de ellas hubiese podido matar a cientos o miles de personas. Y reveló que los servicios de seguridad británicos trabajan hoy en 52 idiomas, lo que es muchísimo. Si hablamos de una guerra de 25 años, es imposible pretender que el mundo libre pueda evitar todos los atentados posibles; algunos tendrán éxito. Pueden combinar también elementos no convencionales, nucleares, biológicos o químicos en sus ataques. No tiene porque ser algo muy sofisticado, no tiene porque ser el último invento en tecnología nuclear, puede
ser algo simple como una bomba sucia, que en vez de matar a millones solamente mataría decenas de miles. Hay que ser conscientes de esto. El número de agentes del servicio británico se habrá duplicado en el 2008 con respecto al 2001. Los terroristas son muy inteligentes, a veces son hasta genios del mal, diabólicos. ¿A alguien se le podía ocurrir apoderarse de un avión con pasajeros, e incrustarlo dentro de un edificio de cien pisos? Intentar el mismo día atentar contra el centro económico mundial en Nueva York, contra el símbolo de la seguridad (el Pentágono) y contra la Casa Blanca (que fracasó) es perverso, cruel y brillante. Es cierto que el presidente no estaba allí, pero qué impacto hubiese tenido... Ahora mismo se pueden estar planificando digamos diez atentados. Basta que uno o dos tengan éxito. No hay que deprimirse, hay que comprender la realidad. En el momento que uno comprende la realidad, puede actuar.
Publicada a la Vanguardia