Una niña iba paseando por las calles de Madrid, con su perro atado a una
correa. Repentinamente, el perro enloqueció y atacó a la niña, su
dueña.
Un peatón que accidentalmente pasaba por allí, intervino y defendió a la
niña, matando al perro que era, ni más ni menos, un Pit Bull, un perro de
presa. Mientras el peatón tranquilizaba y calmaba a la niña, se le
acercó un
periodista.
- ¡He visto todo!¡Una completa hazaña! Ya tengo los titulares de todos
los
periódicos de mañana: "Madrileño salva a una niña indefensa del ataque
de
un perro asesino".
- Perdone, le dice el peatón, pero no soy madrileño.
- No importa, cambiamos el titular a: "Ciudadano español salva a una niña
indefensa del ataque de un perro asesino".
- Lamento incomodarle, pero no he nacido en España, espetó el anónimo
peatón.
- Eso es irrelevante, contesta el infatigable periodista. Cambiamos de
nuevo el
titular a "Europeo salva a una niña indefensa del ataque de un perro
asesino"
Apesadumbrado por la insistencia del incansable informador de la verdad, el
anónimo héroe le confiesa: "Soy israelí".
Sobreponiéndose a la losa de la verdad, el periodista no ceja en su
empeño.
- "Bueno, eso es accidental y podemos, de nuevo, cambiar los titulares:
"Judío
asesina a la mascota de una niña indefensa".