Las profecías de Herzl: aciertos y errores
Debe ser interesante ser judío en estos días cuando todo el mundo está en contra.
(Teodoro Herzl en su libro Altneuland, publicado hace 105 años, en 1902).
No
es difícil ser profeta. Basta con hacer declaraciones ambiguas o
incoherentes que cada uno puede interpretar a su gusto. Por ejemplo, la
historia cuenta que un rey, cuyo país estaba en guerra con el país
vecino, fue a consultar con la pitonisa de Delfos sobre el resultado
del conflicto. La sibila, sentada en un trípode en el Templo de Apolo,
le contestó "Un gran reino caerá".
Tomemos
el caso de Nostradamus. Michael de Nostradamus, descendiente de una
familia judía convertida al catolicismo, publicó en 1555 un libro
llamado Las Profecías que
hasta ahora sigue gozando de gran popularidad entre los que creen que
predijo con increíble exactitud muchos acontecimientos mundiales.
El
problema con las profecías de Nostradamus es que están expresadas en
forma tan vaga que se pueden adaptar, con la ayuda de mal entendidos y
traducciones deliberadamente incorrectas, a cualquier acontecimiento.
Es
mucho más difícil ser profeta cuando las profecías, claras y precisas,
son aplicadas a un futuro cercano. Y ese es el caso de Teodoro Herzl,
padre y profeta del Sionismo.
Es cierto que algunas de sus profecías nunca se cumplieron, pero muchas de ellas si se han hecho realidad. La más famosa fue la que anotó en su diario en agosto del año 1897, luego del Primer Congreso Sionista en Basilea, Suiza: En
Basilea fundé el Estado Judío. Si lo dijese hoy en voz alta, el mundo
entero reiría. Pero, si no en 5 años, ciertamente en 50 años, todos lo
sabrán.
50 años después, en 1947, las Naciones Unidas aprobaron el plan de partición por el cual se creaba el Estado Judío.
En su novela utópica Altneuland ("Vieja nueva tierra"), publicada en 1902, Herzl hizo numerosas predicciones que se hicieron realidad. Entre ellas:
El
estado judío será un país desarrollado, moderno, liberal,
industrializado, que disfrutará de alta tecnología. Los pantanos serán
secados y los desiertos serán convertidos en jardines.
En
el Monte Scopus de Jerusalén funcionará una gran universidad, a la que
Herzl llamó Universidad de Sión (en la realidad se llama Universidad
Hebrea de Jerusalén).
Haifa será uno de los principales puertos del Mediterráneo.
Las
mujeres en Israel tendrán los mismos derechos que los hombres, y, al
igual que los hombres, estarán obligadas a dar dos años de servicios a
la comunidad, (en la versión de Herzl, el servicio es civil, no
militar).
Los trabajadores estarán automáticamente asegurados contra accidentes de trabajo y enfermedades.
La moneda del país se denominará shekel.
Las tierras pertenecerán al estado y serán alquiladas a sus usuarios durante 49 años.
Las empresas agrícolas serán cooperativas.
La ciudad de Tiberias tendrá lujosos hoteles para turistas.
En
Israel existirá un instituto de investigación científica de fama
mundial, el Instituto Weizman, (Herzl lo llamó "Instituto Steineck").
En las afueras de Jerusalén habrá un importante hospital, (el Hospital Hadassah fue fundado en 1939).
Israel será uno de los principales exportadores de potasio, que extraerá del Mar Muerto.
Israel
utilizará al río Jordán para producir electricidad, (lo cual 20 años
después se hizo realidad con la planta hidroeléctrica construida por
Pinhas Rutenberg).
Haifa tendrá una fábrica de cemento. (Fue construida en 1922 en las afueras de Haifa).
La gente en la Diáspora donará dinero para plantar árboles en Israel.
Muchos de los teatros israelíes funcionarán a base de suscriptores.
Herzl fue un excelente profeta, pero no fue infalible. Algunas de las predicciones que aparecen en su libro Altneuland no se han cumplido. Entre ellas:
El status del Estado Judío será el de una provincia autónoma dentro del Imperio Otomano, y no el de un país independiente.
El idioma predominante, por lo menos entre la gente culta, será el alemán.Las clases sociales más bajas hablarán yiddish.
El Tercer Templo será construido en Jerusalén.
El Estado Judío no tendrá ejército porque no tendrá enemigos.
Habrá un canal del Mar Mediterráneo al Mar Muerto para la producción de electricidad.
Los estudios en las universidades serán gratis.
¿Cual fue la profecía más errada de Herzl?
¡Predecir que la emigración de los judíos de Europa hacia Israel pondría fin al antisemitismo!
El
objetivo principal de Herzl no fue revivir la vida cultural e
independiente del pueblo judío sino eliminar lo que él consideraba el
fundamento del antisemitismo: la presencia de los judíos en Europa.
Herzl
estaba profundamente convencido que la emigración de los judíos de
Europa a Israel le quitaría al antisemitismo su razón de ser. Las
naciones del mundo aceptarían a la nación judía de igual a igual, y así
se conseguiría la perfecta asimilación en el mundo de hoy, no del judío
como individuo sino de la nación judía como estado independiente.
La
realidad de hoy, evidente en las páginas de los periódicos europeos e
islámicos, es diametralmente opuesta a la visión de Herzl. La creación
del Estado Judío no ha eliminado el antisemitismo. Lo que ha logrado es
que Israel desempeñe entre las naciones el mismo papel que el judío
individual cumplía en la sociedad no judía.
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