La pena de muerte dictada contra dos reporteros iraníes por ser "enemigos de Dios", podría incrementar la cifra de las más de 100 ejecuciones que Irán ha llevado a cabo en lo que va de 2007 por razones de disidencia o religiosos.
El alto número de ejecuciones en Irán, la mayoría en la horca, ha generado fuertes críticas por parte de organizaciones pro derechos humanos que han externado su preocupación por lo que consideran "juicios injustos" por cargos de mohareb (enemistad con Dios).
La justicia de la República Islámica confirmó la víspera por primera vez que los periodistas iraníes Adnan Hassanpour y Abdolvahed "Hiva" Botimar fueron sentenciados a morir en la horca como "enemigos de Dios", reportó este miércoles la prensa local.
Ambos reporteros fueron condenados a la pena máxima el pasado día 16 por una corte revolucionaria de la localidad de Marivan, en la noroccidental provincia de Kordestan, refirieron por su parte grupos de derechos humanos que criticaron la sentencia.
"Hassanpour y Botimar han sido sentenciados a la horca por cargos de mohareb", dijo a la prensa Ali Reza Jamshidi, vocero del sistema judicial iraní, sin precisar la fecha en que la Corte Suprema validará la sentencia ni los detalles de los presuntos crímenes.
Según la organización Reporteros Sin Fronteras, los dos periodistas escribían para la revista Aso (Horizontes), antes que la publicación fuera prohibida en agosto de 2005, artículos sobre asuntos políticos locales. Hassanpour, cuyo juicio se celebró a puerta cerrada, fue encontrado culpable de "actividades contra la seguridad nacional" y espionaje, dijo Jamshidi, quien no mencionó los cargos contra Botimar.
Las provincias de Kordestan y Azarbaijan, en la frontera con Turquía e Irak, son una área sensible donde las fuerzas de seguridad iraníes combaten desde hace varios años con grupos separatistas kurdos prohibidos, y al parecer los juicios están vinculados a ese tema.
La pena de muerte contra los dos periodistas generó críticas por parte de Reporteros Sin Fronteras y Amnistía Internacional, pese a que la ejecución de periodistas es en extremo inusual en Irán, donde en general se aplica contra intelectuales y políticos disidentes.
El destacado intelectual iraní Hashem Aghajari, quien escribía para un periódico de ese país, fue sentenciado a la pena capital por blasfemia, luego que en un discurso en 2002 dijo que los musulmanes no eran "monos" y no deberían seguir ciegamente a sus líderes.
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